sábado, 30 de agosto de 2008

Des-información turística en Plencia


Ya el título de la carta sugiere cierta sorna, supongo. el caso es que el pasado martes 26 de agosto estaba paseando por Plencia cuando me acerqué al puesto de información instalado en su magnífico paseo para interesarme por los horarios del metro. Pergreñaba la idea de quedarnos a cenar y disfrutar la magnífica noche que se barruntaba.
Una en principio amable señorita me dio los folletos del metro y me indicó "que había un servicio nocturno ¡toda la semana durante todo el mes de agosto!". Yo, pobre habitante de la margen izquierda, y usuario casi compulsivo de dicho medio de transporte, me quedé muy extrañado cuando le dije que al otro lado de la ría no disponíamos de dicho privilegio. A lo cual, ni corta ni perezosa, ella me respondió con poca educación, "que nos quejáramos en Sestao, que allí el metro iba cada 5 minutos y aquí lo tenemos cada 20". Obviamente, algo debía responder, y le dije que si en Plencia vivían 2.000 personas (cifra suministrada por ella), en la marquen izquierda vivíamos 250.000 aproximadamente. y no es justificable el mismo nivel de servicio aquí que allí. Y además, el metro les llegó a ellos 10 años antes que a nosotros. Es increíble, pero es la misma polémica que tuve con el alcalde de Sestao (en su momento, del PNV), por el retraso en la llegada del suburbano a la villa fabril.
Parece que la cuestión no es dar el mejor servicio posible a la mayora cantidad de gente posible y que más lo necesita, sino contentar a quien le vota a uno.
Ah, finalmente, y después de un atento estudio de la tabla de horarios del metro, resulta que NO EXISTÍA DICHO SERVICIO NOCTURNO EN DIAS LABORABLES. Con lo cual, a la poca educación, la susodicha persona unió una incompetencia importante. Imaginen ustedes que nos llegamos a quedar a cenar allí...
Por cierto, no me da la gana escribir el nombre del pueblo en euskera. El día que se aclaren con la lengua que dicen hablar (yo más bien creo que asesinar), que me lo hagan saber y lo escribiré como finalmente decidan.

Belascoain y una piscina en verano


Hoy hemos ido toda la familia, es decir, mis padres, mi hijo y yo a Belascoain, a la casa de Alberto y Rosi. Estas visitas siempre ejercen un efecto balsámico sobre mis nervios, lo malo son los efectos secundarios, que acaban depositándose en mi perímetro abdominal.
Pero siempre ha merecido la pena ir. Solo que hoy, la melancolía por los tiempos pasados se ha hecho mucho más patente que de costumbre. La forzada ausencia de Gorka, que aun dista mucho de estar asumida, ha convertido algunos momentos en algo cercano a la desazón y al vacío.
a pesar de todo, mi hijo ha saltado entusiasmado en la piscina, y yo mismo debo reconocer que he disfrutado un montón de sentir los rayos de sol calentar mi piel mientras me tumbaba en la hierba.

viernes, 29 de agosto de 2008

...y en el principio fue el verbo.

Cuesta trabajo hacerse a la idea de que nos conocimos de casualidad, es más, a primera vista diríase que acabaríamos siendo enemigos hasta la muerte. El era de los torpes de clase y le pusieron conmigo para ver si espabilaba, porque yo, asómbrense, era de los listos de aquel curso de primero de EGB de los Hermanos de la Salle.
Las vueltas que da la vida. Luis Fernando, Gozalo, yo mismo. Y me quitaron al primero para ponerme de compañero de pupitre (de esos con tapa y agujero para poner el tintero, testigo de otra época que juro muy anterior a la mía), nada menos que al tipo ese con gafas y fama de pesado. En sentido literal y personal, no se vayan ustedes a creer. Nos sobraba pesadez por todas partes.

Mutis


El pasado viernes 22, día grande de la Semana Grande de Bilbao (o Aste Nagusia, como insisten en denominar), mi mejor amigo del alma, pero a todos los efectos mi hermano, Gorka, decidió hacer mutis por el foro y salirse de escena sin esperar a que el papel que le reservó la vida le indicara que debía hacerlo. Orgulloso y obstinado hasta el último minuto, decidió quitarse la vida en su casa, en un acto que no puedo entender ni tolerar.
Jamás imaginé que todo acabara así, en una esquina del camino, sin tiempo para ver crecer a nuestros hijos ni para compartir tantas cosas que nos quedaban por vivir. La confusión y el dolor son absolutos entre todos los que le conocimos y disfrutamos de su compañía y de su especial, muy especial forma de ser.
La conciencia de que soy el amigo más antiguo, y en sus palabras, la persona que más apreciaba (aunque luego me ocultara conocimientos vitales), me obligan a conservar su memoria y a mantenerme vigilante en lo que dejó atrás, aunque soy consciente de que poco podré hacer por auxiliar a los más allegados, que me consta están sufriendo más que yo y que nadie, y que su futuro se presenta más oscuro que el del resto de los que añoramos su presencia.
Ahora, sólo puedo añadir aquí los versos que el Poeta compuso antes de que el mundo existiera y muriera tan abruptamente y que no tuve más remedio que gritar en la iglesia en la que despedí a la madre de mi hijo, hace ya casi una eternidad de sentimientos, dolores y trabajos que me han conducido de nuevo al comienzo de un ciclo que no por repetido se hará jamás familiar ni tolerable.

Elegía a Ramón Sijé - Miguel Hernández

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería)


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.


Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las ladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.